La particularidad de la grosella seleccionada por la casa Ponthier es la asociación de la tierra borgoñesa con la imprescindible variedad francesa Negra de Borgoña. En efecto, esta variedad se diferencia también por su piel lisa y brillante, que va desde el azul profundo al negro regaliz, y su pulpa firme, especialmente jugosa y acidulada. En Borgoña, el cultivo de las variedades más aromáticas de grosella es una auténtica tradición. De hecho, existe una Ruta de la Grosella que serpentea por las cotas altas penetrando en campos de grosellas y tiendas artesanales. Para garantizar la máxima calidad, las pequeñas bayas negras son recogidas cuando están totalmente maduras después de haber disfrutado plenamente del generoso sol de junio.